Entrevista
Richard Kamiensky
Por Marcelo J. Silvera
@MarceloJSilvera
@MarceloJSilvera
Su primera incursión en los
medios de comunicación no fue como conductor. Ni como productor. O notero
siquiera. Su primera aparición fue como gomero. “No existe el rol de gomero en
los medios de comunicación”, dirá algún conocedor. Sin embargo, en el viejo
Canal 2 de Villa María, allá por principios de los años ‘60, la histórica Recauchutajes
Álvarez hacía publicidad en la pantalla local, y esa publicidad era en vivo
durante la programación: un joven cambiaba la rueda de un vehículo mientras el
locutor “vendía” el servicio. Ese joven de apenas 14 años era Ricardito, el
hijo de Sara, la bibliotecaria de la Biblioteca Mariano Moreno.
El hombre que sabe de degustar
picadas y buenos vinos en la cava de Valfré, recibe a News Magazine en ese
templo de Baco. Y ante la simple pero siempre filosófica pregunta “¿quién sos?”
Richard Kamiensky no duda un segundo en responder:
RK-Un busca. De chiquito no me gustó que me dieran órdenes. Y siempre
me la rebusqué, pero laburando de lo que me gustaba… Creo que mi primer laburo
fue haciendo la publicidad de Recauchutajes Álvarez con la productora de Carlos
Díaz Barraza y Héctor Cavagliatto. Le sacaba la rueda al auto, y había que
hacerlo en vivo!
Pero tras ese paso, fugaz talvez,
por la pantalla, decidió que quería jugar al tenis. Eran épocas de Nicola
Pietrángelli (primer italiano que ganó Roland Garrós en el año 1959); del australiano
Roy Stanley Emerson (récord histórico con 28 Grand Slam ganados -12
individuales y 16 en dobles-); o del argentino Enrique Morea (Medalla de oro en
los Juegos Panamericanos de 1951). Así fue que partió para Buenos Aires y la
vida lo topó con Fernando Marín, hoy director de Fútbol para Todos (o de lo que
queda de ese programa estatal):
RK- Marín era el concesionario de la venta de productos en La Bombonera
(cancha de Boca), iba al Buenos Aires Lawn Tennis Club. Y le pedí si me daba un
laburito. Así que vendía panchos Wilson y Coca. Obvio que me tocaba la bandeja
más alta, pero había miles de personas y vendía mucho…
Nunca la tuve miedo al trabajo. Vendí libros en cuotas. Vendí los
primeros carteles acrílicos en Villa María junto al “Tocho” Álvarez. Tuve miles
de trabajos. Anduve mucho también.
Ese periplo laboral, propio del
inquieto, del aventurero, del busca
tal como se define, lo llevó a Río Gallegos para vender Pinturas Oñate (antigua
fábrica de Villa María); a Río Cuarto a vender círculos cerrados de Citroën,
empresa que lo trasladó por los años ’70 a Salta para vender sus vehículos.
Cuando el gerente que lo llevó al norte falleció quedó sin empleo en horas.
RK- Aparecí en el diario El Tribuno, porque lo leía y no había noticias
ni de tenis ni de rugby en sus páginas. Pedí hablar con el director, y le dije:
“soy de Villa María, y soy periodista” Mentira! No era periodista, había
escrito algunas cosas sobre la biblioteca, recuerdos, que se publicaron en el
diario Noticias, pero no era periodista. Y me preguntó qué especialidad tenía,
“tenis y rugby”, le dije… (ríe) Pero le pedí no firmar con mi nombre sino con
un pseudónimo, que era Mac Ovalada.
Ese podría haber sido el inicio
formal de su carrera en los medios de comunicación. Pero otro evento casual lo
pondría sobre un escenario (y allí tal vez sí sea su bautismo de fuego como el
Richard que hoy conocemos).
RK- Mi primo Aldo Domenech me fue a buscar. Vendía máquinas para hacer
mosaicos y tenía una cena con clientes o futuros clientes de Santiago del
Estero, Tucumán, Catamarca, La Rioja… y necesita un lugar para hacerla. Así que
lo llevé a la peña de un amigo, que tenía un nombre muy original “La Peña”. Y
fui con ellos. Había un humorista, Mohamed Pereyra, que se enojó porque
mientras él contaba cuentos allá (en el escenario) yo contaba acá (en la mesa)
y las risas no coincidían, así que me desafío a subir al escenario… Y subí!
Mohamed se tuvo que buscar otro laburo y yo me consagré como conductor de la peña.
Cuando la charla ya está avanzada
confiesa su anhelo infantil. Después de jugar a ser locutor y presentar a
músicos como Ludwig van Beethoven junto al tocadiscos, y de haber comandado un
teatro de títeres asociado a Ricardo Fernández Nuñez (a los 8 años), soñó con
ser actor, o cantante. En el fondo actúa cada día, aunque él no lo note. Y la
faceta musical la intentó con Ricky Milton y sus Pickles en El Club de la
Juventud.
RK- Un día dije basta
de andar probando, voy a vivir de la televisión, voy a criar a mi familia con
mi trabajo. Y lancé el programa “Hora Clavo”, año 1992. Pero cuando terminó el
ciclo de invierno ¿qué hacía en verano? Así que propuse ir a Mar del Plata,
Carlos Paz, a hacer notas. Así nació “De aquí para allá” en el verano del ’93. Programa
que estuvo también en la pantalla de Canal 12 de Córdoba y en Canal 13 de Río
Cuarto.
“De aquí para allá” precisamente ahora, en junio de 2016,
está realizando el 6° viaje a Europa para buscar villamarienses que hoy viven
lejos de casa. Realizará una gira con la cámara que incluye París, Roma,
Florencia, Venecia, Varsovia, Barcelona, Pamplona, San Sebastián, Bilbao.
La idea tuvo buen recibimiento desde el inicio. “Lo primero que hice fue ir a Interturis y
presentar el proyecto. Salí de ahí y crucé la Plaza (Centenario) hacia calle
Buenos Aires, antes de llegar a la esquina me suena el teléfono, preguntándome
si podía viajar en lugar del día 18 el 20. En menos de 100 metros estaba
aprobado!”, recuerda. “Así que salí a
vender publicidad, el pasaje ya estaba asegurado”. A la vez reconoce que
muchas veces esta experiencia es vista como una manera “fácil y subsidiada de
viajar”, y retruca a quienes le critican tener apoyo del gobierno local: “La Municipalidad no me da nada más que una
pauta, normal, como le da a todos los medios. Hoy me da $3000, nada más”.
Dentro del tema medios de comunicación, lamenta no tener un
apoyo de sus pares:
RK- A la corporación
mediática, que forman los periodistas que se corporizan, es como que no les
gusta que viaje. Talvez lo vean como una tontería. Que no tendría que hacerlo,
sino que tendría que hacer otra cosa, no sé qué… Creo que como proyecto
periodístico social es insuperable. Recuperamos historias de villamarienses que
se fueron lejos, los acercamos, acercamos esa distancia entre su ciudad, sus
recuerdos, sus gentes y ellos… Sin embargo creo que me hicieron 3 notas los
colegas locales, Juancito Seia y Miguel Andreis me hacen, ustedes ahora, y
nadie más”.
La entrevista termina con otra. Nos pide que grabemos algo
para su programa de TV. Y copa en mano, brindamos por esos villamarienses a los
que abrazamos con sus brazos, a la distancia.
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