Por Juan Ramon Seia
La ex Miss Villa María, Macarena Galfione,
ejerce como médica forense y dermatóloga.
Recuerda cómo era aquella niña curiosa y
expresiva en Los Zorros hasta llegar a modelar y terminar decidiéndose por la
medicina. “El estereotipo de médica hot no me define como profesional”, comenta
entre risas.
Tenés una foto subida a tu Facebook donde eras apenas eras una niña,
envuelta en collares y pintarrajeada. Contame cómo era esa pequeña, qué le
gustaba hacer, qué soñaba desde chica.
- Solía
disfrazarme seguido, ¡era uno de m
is juegos favoritos! Me disfrazaba e interpretaba canciones cantando y bailando. Era curiosa, despreocupada y autónoma. Andaba por la vida sin demasiadas tensiones, siempre jugando con la expresión, descubriendo, inventando. Una hermosa etapa de desarrollo de muchas áreas, de una forma fácil, lúdica y casi inconsciente.
Siendo de
una localidad pequeña de Los Zorros, ¿cómo perfilabas tu vida en la juventud,
yéndote a una ciudad grande, yendo y viniendo a tu pueblo o quizás, ejerciendo
alguna profesión u oficio allí mismo?
- Venía con
ese impulso creativo, con ese hambre de conocer y me gustaba estudiar por lo
que fue fácil perfilar mi juventud hacia el estudio. Luego se fueron
presentando diversas oportunidades, nuevas, desconocidas, interesantes, que
tampoco dudé en experimentarlas. Pero siempre buscando el cobijo de la familia,
que está lejos, por ende el ir y venir de la ciudad al pueblo fue la base
fundamental para poder tener la libertad de vivir cada oportunidad que se
presentaba.
¿En qué
momento comenzaste a coquetear con la idea de subirte a una pasarela o a
ligarte con el hecho de ser modelo?
- A los 17
creo. La elección de la Reina de la Primavera del cole. Creo que allí fue el
comienzo de la aventura. Cabe mencionar la pasión por las actividades
artísticas desde el jardín y por otro lado, el factor sociocultural; fueron
varios factores que influyeron en el hecho de ser modelo posteriormente. Por
ello es que lo viví como un proceso, una serie de oportunidades que decidí
vivir en la medida en que se fueron presentando las oportunidades, cercada
siempre por los límites que supone tener como prioridad a la profesión que
elegí. El camino del modelaje no iba a ser largo.
¿Siempre
fue para vos algo natural de participar de concursos o certámenes de belleza?
- Naturalizar
un certamen de belleza forma parte de la influencia sociocultural de ese
entonces. Por eso es que no me sentí incómoda mientras participaba. Hoy tengo
una visión un tanto más crítica en cuanto a los certámenes de belleza en
particular. Los concursos en sus múltiples formas, son una práctica extendida y
naturalizada hasta el día de la fecha y sin embargo, chocan con la letra de la
ley 26485 #NiUnaMenos, promulgada en 2009, que define a la violencia simbólica
como “la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, iconos o
signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las
relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la
sociedad”. Apeladas por esta contradicción entre un Estado que legisla contra
la violencia al tiempo que auspicia este tipo de eventos, asociaciones de
mujeres, organización de la sociedad civil y entidades públicas han comenzado a
problematizar estas prácticas, contribuyendo a visibilizar su carácter
violento, instalando el debate social.
Años
atrás fuiste elegida Miss Villa María. ¿Lo esperabas en ese entonces?
- Desde el
Miss Villa María es que comencé a trabajar como modelo. Todo comenzó ese año,
en que se presentó la oportunidad laboral en Buenos Aires en la agencia de
Piñeiro y de la mano de Edgar, al mismo tiempo en que tenía que decidir dónde
iba a hacer Medicina. Para ambas opciones contaba con el apoyo de mis afectos;
me decidí por Medicina en la UNC. Aun así, no abandoné el barco (risas). Viajé
a Buenos Aires para algunos trabajos puntuales y continué trabajando como
modelo en Córdoba durante el pregrado, siempre que podía. No sólo me divertía,
sino que era una ayuda económica importante y no me insumía demasiado tiempo.
¿En qué
momento quisiste dedicarte a la Medicina?
- En la
adolescencia es que afirmé la decisión de seguir Medicina. Y Dermatología me
resultó una especialidad maravillosa cuando la cursé en el pregrado. Acceder al
sistema de residencias no es tarea fácil, por lo que la decisión ya no se
basaba simplemente en decidir y ya, sino que tuve que contemplar varios
parámetros, como por ejemplo cupos, requisitos de años previos, la rentabilidad
(no todas las residencias eran rentadas y Dermatología tenía sólo dos cargos
rentados). Admito que al momento de tomar la decisión tenía otras tantas
especialidades en vista, por ejemplo Medicina Legal.
¿Tenés en
tu familia alguien que se haya dedicado tanto a la medicina como al modelaje?
- Ni
médicos, ni modelos de moda. Modelos a seguir en cuanto a empuje y fuerza impulsora,
eso sí.
El
estereotipo de la chica linda que ingresa a Medicina, y sumado a que ya habías
participado en concursos de belleza, ¿te jugó en contra?
- No tengo
registro de que haya sucedido alguna situación incómoda. Quizás porque no lo vi
como una actividad condicionante mientras estuviera estudiando y tampoco me
mantuve muy cerca de los prejuiciosos jajaja.
¿Cómo te
manejás con el ejercicio de tu profesión?
- Me
apasiona sobremanera y todavía no lo manejo...por eso es que es “full time”.
A la par,
¿dejaste de trabajar en promociones publicitarias, en campañas o haciendo
desfiles?
- Fui dejando de a poco las promociones publicitarias en la
medida que fueron aumentando las responsabilidades en mi profesión, el querer recibirme y comenzar a trabajar de lo que tanto
esfuerzo implicó. Ir a un casting implicaba quizás faltar a un examen, perder
un día entero de estudio, alejarme de la meta básicamente. Más tarde llegó el
tan extendido “no puedo, tengo guardia”.
¿Qué
anécdotas o experiencias en general rescatás del modelaje?
- Los
viajes, algunas personas maravillosas que conocí en el camino que aún conservo
con mucho afecto, más la admiración por la fotografía, el teatro y que lo
esencial es invisible a los ojos.

- En mi caso
particular, empecé a mirar la temática acerca de la utilización de la mujer
desde otro enfoque hace ya algunos años, al acercarme a las asociaciones
feministas, tras algunas situaciones que me tocó vivir de cerca. Visto desde un enfoque social, con
perspectiva de género, los certámenes son una celebración muy pomposa, donde
criticar y debatir sobre la belleza (o la supuesta falta de ella) en las
mujeres, se ve no como un síntoma del sexismo de una sociedad machista, sino
como una fiesta al pseudo-empoderamiento de la mujer (digo pseudo ya que dicho
empoderamiento se da en una estructura social en la que la mujer es valorada
meramente por su apariencia y únicamente aceptada si ésta se ajusta a los
patrones previamente establecidos), donde a inicios de la adolescencia, una
mujer debe ser aprobada por una sociedad patriarcal, para consolidar su rol
social (esposa y madre). Históricamente el valor de una mujer
socioculturalmete, estuvo determinado en parte por su juventud y su belleza,
aspectos que se relacionaban positivamente con la percepción de fertilidad y
que por tanto la convertían en objeto de deseo y muy valorada por los hombres.
Por otro lado, no es ninguna sorpresa que las chicas quieran concursar. En una
sociedad patriarcal, en donde desde que nacen a las niñas se les enseña que la
estética es mucho más importante que lo que tienen dentro de la cabeza, a las
mujeres que más asimilan los preceptos del patriarcado les dan un premio, en
algunos casos, una corona. Cuando socializamos a las mujeres a anhelar una
corona de belleza, la socializamos para que se repita a sí mismo: “Elíjanme a
mí. Digan que yo soy la más flaca. Declaren que yo soy la más bonita del
Universo. Valídenme como mujer”. Nadie dice que quienes hacen estos concursos
tengan malas intenciones, pero no me parece mal evolucionar hacia otras formas
y concepciones más sanas, más igualitarias, hacer hincapié en la “regulación”
más que en la “prohibición”, al promover la participación de hombres y mujeres
según parámetros más lejanos de los cuerpos y más cercanos a las ideas, a una
formación integral desde lo intelectual al plano afectivo.
¿De qué
manera te acompañó tu familia en ese proceso de ser modelo?
- Mi familia
siempre me acompañó de la manera más sensata, aprendiendo junto conmigo. ¿Y si
tenían miedos? ¡Todos! Mi mamá viajaba conmigo, a pesar de todo lo que ello
implicara.
A modo de
broma, ¿te molesta que te puedan llamar la “médica hot”?
- Jajaja. No, no me molesta en absoluto. El estereotipo de “médica hot” no me define como profesional.
¿Cómo te
imaginás dentro de diez años?
- Con más
responsabilidades laborales seguro. Formar una familia es otro tema de debate
si se quiere, que excedería esta nota. Si, me gustaría formar una familia, pero
primero es menester sanarse como mujer; tener hijos no implica para mí un logro
personal. ¿Viviendo en otro país, por qué no? Creo que sería una experiencia
maravillosa por un tiempo.
¿Qué
pasaría si tuvieras una hija y te dice que quiere ser modelo?
- Creo que
dependerá de la edad en la que se le presente esa curiosidad. Primero trataría
de conocer que es lo que la impulsa, para saber qué herramientas brindarle para
moverse con la libertad autonomía que se merece. Le diría: “Sea todo lo que
quiera ser mija, sueñe, viva. Siempre tendrá mi apoyo y guía. Pero estudie,
conozca, cree juicio de crítica, proyecte, ame y respete lo que hace”.
Por
último, en la mayoría de tus fotos aparecés con una amplia sonrisa. ¿Sería tu
mejor carta de presentación?
- Jajaja.
Aprendí por ahí que la paz empieza con una sonrisa. Si se logra transmitir,
aunque sea en redes sociales, es maravilloso.
Ficha personal

Título universitario: Médica,
especialista en Medicina Legal y terminando la especialidad en Dermatología.
Dónde trabajás actualmente: en la Secretaría Científica de la Policía Judicial en el
área Forense y en el Hospital Pediátrico del Niño Jesús (ex Casa Cuna) en el
Servicio Dermatología, Córdoba. También hago consultorio de Dermatología en el
Hospital de La Playosa.
Soltera o en pareja: Soltera.
¿Qué leíste últimamente?: De
Erich Fromm “El miedo a la libertad”. Actualmente leo a Marcela Lagarde en
“Clases feministas para la negociacion en el amor”, más libros de dermatología y
medicina forense contemporánea, claro.
¿A dónde viajaste en el último tiempo y qué lugares te gustaría conocer?:
?: En 2015 a Mallorca, Ibiza, Barcelona. En 2016
a Uruguay. Este año a Río de Janeiro,Ilha Grande, Cabo Frío y Buzios. Me
gustaría conocer el sudeste asiático, New York, Alemania, Africa.
Mejor plan para un sábado: ¿Salida a boliche o una peli en casa?: No puedo, tengo guardia.
Bella por fuera...pero más por dentro Macuca!!! Te quieroooo muchoooo mi ahijada preferida!!!
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